miércoles, 7 de marzo de 2012

Entrevista: "PEREIRANO DE GESTAS CÍVICAS"



Francisco Polanco Ripoll nació en Guataquí, Cundinamarca, el 5 de marzo de 1924, pero es Pereirano desde el 7 de enero de 1948, hace 61 años.

Y ha sido un hombre de gestas cívicas en la ciudad, impulsor de obras y acciones y quizá uno de los últimos de su generación que trabajó con ganas por el desarrollo de Pereira. Y sigue en la brega en defensa del Aeropuerto Matecaña, dando ejemplo a quienes hoy interpretan la ciudad desde sus escritorios.

“Cuando pisó suelo Pereirano lo hizo con una maleta grande de cuero, en la cual portaba las cosas que precisaba para su nuevo comienzo -como bien él lo dice- un grueso paquete de ilusiones”, afirma Emilio Gutiérrez Díaz, en el prólogo al libro que escribiera don Francisco sobre la historia de la Villa Olímpica, su magna obra para la historia de Pereira.

Ha sido un hombre de gestas cívicas en la ciudad, impulsor de obras y acciones y quizá uno de los últimos de su generación que trabajó con ganas por el desarrollo de Pereira. Y sigue en la brega en defensa del Aeropuerto Matecaña, dando ejemplo a quienes hoy interpretan la ciudad desde sus escritorios.

En homenaje a su trayectoria y trajinar ciudadano, compartimos un breve diálogo en la tranquilidad de su oficina desde donde se divisa la capital que, con civismo, también ayudó a construir con la fe del carbonero.

¿Qué le preocupa hoy de la ciudad?
- Que está padeciendo de dirigentes que asuman profundamente la responsabilidad de los intereses de la ciudad. Hay mucha gente preparada pero es gente que no le pone atención a lo que le está pasando a la ciudad, no quieren intervenir o no los dejan intervenir, no sé qué pasa. Falta que al liderazgo de la ciudad entren nuevas personas aún no maltratados por el clientelismo político, gente que quiera servirle a la ciudad. Hay muchos recién llegados que aún no tiene un sentido de pertenencia con Pereira, simplemente están viviendo para sortear las circunstancias y no hay un líder que propague ese sentimiento pereiranista que se daba hace años.

¿En qué año llegó usted a Pereira?
- Llegué a Pereira el 7 de enero de 1948. Trabajaba en una empresa de seguros en Bogotá y el gerente me propuso venir a Pereira o irme para Bucaramanga. La oficina en esta ciudad la manejaba Enrique Gómez Toro. Yo vivía en un hotel que estaba ubicado donde hoy está el Palacio Episcopal. Y el 5 de abril de ese año me llamó el presidente de la compañía, don Juan Fernando Cobo, el papá del escritor Juan Gustavo Cobo Borda, para que fuera a Bogotá a recibir orientaciones y estuve el 6, 7 y 8 de abril cuando regresé a la ciudad y el 9 de abril mataron a Gaitán en Bogotá, casi me toca vivir ese suceso.

¿Cuál fue el primer contacto cívico con la ciudad?
- Germán Calle, que manejaba a Avianca, un hombre muy abierto a las amistades, me invitó a que fuera a una sesión del Club de Leones y después me propuso que ingresara al club, lo cual acepté. En ese club duré 14 años como socio y fui presidente y allí lancé la idea de la Corporación Deportiva Centenario de Pereira, el 24 de febrero de 1961.

¿Cuál fue la razón de esa idea?
- Por la necesidad que se tenía en la ciudad después de la derrota, en 1960, de la aspiración a ser sede de los IX Juegos Nacionales de 1964, pues había unos terrenos para ello con la idea de construir una Villa Olímpica. La ciudad perdió esa aspiración por un voto del delegado de San Andrés por influencia del Ministro de Gobierno, Augusto Ramírez Moreno. La ciudad estaba muy entusiasmada con esa idea de los juegos y esa derrota se sintió muy duro. El alcalde, Emilio Vallejo, había comprado la Hacienda Albania, de 27 hectáreas que hoy conforman la Villa Olímpica. En la reunión de Cartagena los delegados debían llevar una propuesta positiva para los juegos y se presentó la escritura de compra de esos terrenos, sin embargo de nada valió. Los juegos se hicieron en Ibagué, pero la idea siguió en la ciudad.

¿Cómo nació la Villa Olímpica?
- Nos reunimos en un sólo bloque el Club Rotario, la Cámara Junior y el Club de Leones para hablar de la pérdida de la sede y para analizar qué íbamos a hacer, entonces presenté la idea de la corporación y así se hizo, de esa asamblea salió la junta conformada por Rafael Vásquez, el padre Antonio José Valencia, Jacinto Ilían Iza y Emilio Gutiérrez Díaz y a mi me eligieron presidente de la junta. Se inició entonces la elaboración de estatutos que revisó don Guillermo Ángel Ramírez y fueron presentados a la Asamblea donde quedó en firme la corporación para impulsar la construcción de la Villa Olímpica.

¿Cómo fue ese proceso cívico de construcción?
- Se consiguieron dos asesores, Hernán Ramírez Villegas como arquitecto y Alfonso Hurtado Sarria como ingeniero, y se les puso sueldo, $2.500 pesos mensuales para cada uno. Hernán hizo los planos del estadio que costaron 120 mil pesos, se le dieron $20 mil en acciones y los $100 mil se le pagaron en varias cuotas. Guillermo Zuleta fue el calculista, era de Bogotá y venía con frecuencia porque le gustaba la obra.

¿Cuánto costó?
- El Gobierno Nacional aportó $5 millones y en actividades cívicas recogimos $2 millones más, y el Departamento de Caldas aportó un auxilio de $500 mil pesos. El día que se inauguró vino Misael Pastrana Borrero quien me preguntó por el costo de la obra, y le presenté las cuentas. Si mal no recuerdo los gastos aumentaron hasta $10 millones, fue una obra que se hizo con mucha economía.

¿Cómo se dio ese movimiento cívico para recoger los dineros?
- Hubo un comité femenino que estuvo muy activo, se hicieron varios bailes, uno en el Club Campestre, un festival en el Zoológico Matecaña al cual fueron unas 10 mil personas y otro en la caseta que se estableció en el terreno donde hoy está el edificio de Seguros Bolívar, que era el antiguo Rialto, y hubo además un convite en los terrenos del estadio, donde la gente acudió y regaló mucho cemento.

¿Por qué Hernán Ramírez Villegas?
- No sé qué pasó en el Concejo que le dio ese nombre, creo que fue por hacerle un homenaje de agradecimiento por lo que hizo en la ciudad.

Usted compartió muchos años con el Padre Valencia ¿cómo lo recuerda?
- Era un hombre más bien tímido, de una capacidad de trabajo extraordinaria, de mucho amor a los proyectos que concebía y fue un hombre que le prestó servicios a la ciudad con mucho desinterés. Fue trasladado a Riosucio estando trabajando con nosotros por quejas de que no hacía nada en la Catedral por estar pendiente de la Villa, allá duró un año, luego se fue para La Virginia y comenzó a venir con mucha frecuencia y siempre estuvo en la junta. Pero estaba un poco aburrido allí, ya se iba a comenzar la obra del estadio y no quería estar lejos de ella. Luego nos pidió ayuda para que le pagáramos a su hermano que era su chofer, $2.500 mensuales para el sostenimiento, de tal manera que podía renunciar al cargo que ocupaba en La Virginia sin dejar a su hermano desamparado. Así que aceptamos la propuesta y se vino a trabajar por Pereira.

¿Qué haría hoy por la ciudad?
- Tantas cosas... una de ellas que me preocupa mucho es la defensa del aeropuerto, estoy presidendo la veeduría porque no vamos a permitir que le quiten el Aeropuerto Matecaña a Pereira, o a trasladarlo, o a meter socios, es que la vitalidad de la región está en la gente y esa obra es producto de una gesta cívica. Que en Manizales hagan una pista de 3.500 metros o que en Armenia vayan a alargar 300 metros la pista, está bien, pero la gente de dónde la van a sacar para sostenerlos, o van a tener unos aeropuertos desocupados. En cambio nosotros tenemos un aeropuerto adecuado para el movimiento que existe y tenemos la gente, el producto vital que lo utiliza y que ha aumentado su presencia, entonces para qué pensar en aeropuertos inmensos si no va a resultar gente para eso. Ante todo no podemos dejarnos 
quitar el aeropuerto, hay que modernizarlo y lo demás viene por añadidura.

Logros
Constituyó la Corporación Deportiva Centenario de Pereira en 1961.

Haciendo parte del Directorio Conservador impulsó la Corporación Hogar Colombiano a través de la cual se construyeron casas en Belén de Umbría, Santuario, Altagracia y Cuba.

Fundó el Instituto de Ciencias Agropecuarias que apenas duró un par de años por falta de ayuda oficial.

Participó como accionista de la Corporación Financiera de Occidente, con una acción.

Hizo parte de la junta organizadora de los Juegos Nacionales de 1974.

Fue el primer miembro de la junta de Coldeportes en representación del Gobierno Nacional en Risaralda.

Contribuyó a la creación de la Secretaría de Agricultura de Risaralda cuando fue asesor administrativo del gobernador Ricardo Ilián Botero.

“Cuando fui concejal propuse que así como la Sociedad de Mejoras entregaba una Medalla al Civismo, el Municipio la de los Fundadores y Risaralda la Gran Cruz, al Concejo le faltaba hacerle un reconocimiento a la gente que se destacara cada año en materia cívica. Después de haberme retirado del Concejo, al año siguiente, me otorgaron la primera medalla al Mérito Cívico, en 1981”.


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